En 1932, Freud se propone dar continuidad a la serie de Conferencias de introducción al psicoanálisis de 1915-17, que habían gozado de una repercusión considerable. En quince años, el psicoanálisis ha conocido elaboraciones decisivas, que son presentadas por él a lo largo de siete nuevas conferencias. En ellas hace una recapitulación de la interpretación de los sueños, para ocuparse luego de la descripción del aparato psíquico y abordar nuevas cuestiones, como la de la sexualidad femenina. Al plantearse cuál puede ser la cosmovisión del psicoanálisis cuando se lo confronta con la de la religión y la del marxismo, Freud aporta un complemento importante a El porvenir de una ilusión y El malestar en la cultura.