A lo largo de los siglos, en todas las culturas, desde Babilonia, Grecia, Persia, China o Japón, los seres humanos han creado, con paciencia y a veces con enormes esfuerzos, monumentos de verdor y acequias labradas en piedra para evocar un mítico lugar ideal, frondoso, donde siempre es primavera, los animales son serenos, los hombres pocos y pacíficos, y el alimento abundante. En breves e intensos capítulos, Mario Satz ahonda en la construcción de esas obras de arte vegetal que aún hoy nos sorprenden y admiran. Un jardín es, sin embargo, algo más que una forma delicada de nostalgia, pues no sólo buscamos el Paraíso en el pasado sino que lo proyectamos en el futuro con la esperanza de que perdure, para quien sabe ver, en nuestro entorno: tal vez el paraíso jamás haya desaparecido de la Tierra y tan sólo debamos aprender a verlo.