El sorprendente hallazgo de la tumba de Tutankamón, el más enigmático de todos los faraones de Egipto, el 26 de noviembre de 1922 marcó el descubrimiento más fructífero e importante de la arqueología moderna. Puso al descubierto cuatro cámaras funerarias repletas de objetos de valor incalculable: más de cinco mil piezas de oro, alabastro, lapislázuli y ónice, que expertos de todo el mundo tardaron años en sacar a la luz.