Juan J. Clennon, Arzobispo de Saint Louis. A la hora de tu muerte, tu mayor consolación serán las Misas que durante tu vida oíste. Cada Misa que oíste te acompañará al Tribunal Divino y abogará para que alcances el perdón. Con cada Misa puedes disminuir el castigo temporal que debes por tus pecados, en proporción con el fervor con que la oigas.