“Quien vive como si hubiera de morir cada día -puesto que nuestra vida es incierta por naturaleza- no pecará, ya que el buen temor extingue gran parte del desorden de los apetitos; por el contrario, el que cree que va a tener una larga vida, fácilmente se deja dominar por los placeres”.

(S. Atanasio, “Vita Antonii”)