Queridos primos,

En estas líneas, intento capturar un sentimiento que se debate entre la tristeza y la admiración. Vuestra partida repentina ha dejado un vacío imborrable en nuestros corazones, y la pérdida es una sombra que nos acompaña en cada paso.

Recordaré siempre los momentos de alegría compartidos, las risas, las travesuras de la infancia y los abrazos cálidos. Vuestra presencia fue un regalo en sí misma, una luz que iluminaba cualquier reunión con vuestra energía y bondad.

El destino ha decidido separarnos físicamente, pero vuestro espíritu y recuerdo perdurarán eternamente en nuestras vidas. Vuestra ausencia deja un vacío profundo, pero también nos enseña la fragilidad de la existencia y la importancia de valorar cada momento y a quienes amamos.

Vuestras sonrisas quedarán grabadas en nuestros corazones, recordándonos la alegría que trajisteis a nuestras vidas. Vuestra partida tan repentina nos recuerda lo frágil y efímera que puede ser la vida, y nos hace reflexionar sobre el aprecio por cada instante vivido.

A pesar del dolor, recordaremos vuestra luz, vuestro amor y vuestra esencia única. Os llevamos con nosotros, como un tesoro guardado en lo más profundo de nuestro ser. Descansad en paz, sabiendo que vuestro legado de amor y alegría perdurará en quienes os amamos.

Hasta que nos volvamos a encontrar, os recordaremos con cariño y gratitud por el tiempo compartido.

Con amor y eterno recuerdo.