En cada latido, en cada suspiro, siento tu presencia, aunque estés ausente físicamente. Tus enseñanzas y amor perviven en mí, guiándome en los momentos de oscuridad y iluminando mi camino. Tu ausencia es un vacío que nunca se llenará, pero tu legado de amor, fortaleza y bondad vive en cada uno de nosotros. Te extraño profundamente, pero tu recuerdo es un faro de luz en mi vida, recordándome que siempre serás parte de mí, en cada pensamiento, en cada paso que doy.