Un le cubría por completo y, delante de él, un camión detenido. La muerte rondaba y quise escapar del lugar, pero era demasiado tarde. Ella ya me había visto y se empecinó conmigo. ponte el cinturón, dije mientras eché a andar el auto lo más rápido que pude. Pero su sombra me siguió por lo menos diez , sentí su risa, sentí su olor, sentí sus garras cuando me tomaron en la curva que perdí el control del auto y sentí la desesperación al dejarla a ella sola aún viva entre las latas, a merced de la muerte.