La vida es entrenamiento
valor de la mortificación.

Ocurrió en la Casa de Retiros de Iroto, Estado de Ogún,
Nigeria. Ese día el Gobernador del Estado de Ogún, Sam Ewang, había revisto visitar la Casa de Retiros y Centro Rural de Iroto. Aunque el plan era que aparecieran a la 1.00 pm el Gobernador y su séquito de unas doscientas personas llegaron a las 2.30 pm. por diversos factores ajenos a su voluntad. El plan era verlo todo y tomar un pequeño aperitivo. A esa hora el aperitivo se convirtió en comida y casi en una merienda apocalíptica: el hambre era notable, la administración se había lucido y nadie sabía con seguridad cuándo iba a ser la siguiente comida. Entre el guirigay que uno se puede imaginar, resaltaba la figura del Comandante Theophilos, jefe de seguridad y natural de la Ciudad de Ijebú. No tomaba nada, sólo observaba.
Todos los soldados a su cargo se aprovisionaban, pero él no se movía, resultando en gran contraste. Alguien de la casa lo notó y se aproximó, tentador, con una Fanta y una bandeja de empanadillas:
-¿Quiere?
Él respondió con energía. – No, muchas gracias. La vida es como un entrenamiento. Cuando hay guerra hay que estar siempre en tensión y este ejercicio me ayuda a recordármelo. Comeré luego, a nuestra hora…
Es cierto que le faltó el comentario sobre el sentido cristiano de su ayuno (luego supimos que, efectivamente, era cristiano). Lo cierto es que no nos sorprendió cuando, por el periódico, nos enteramos que el Comandante Theofilos había sido nombrado Gobernador del Estado de Kwara.