Había un hombre que vivía solo en una casa en el campo. Una noche, mientras dormía, sintió algo frío tocando su mano. Al mirar, vio una mano huesuda saliendo de debajo de su cama. Intentó liberarse, pero la mano lo agarró con fuerza y no lo soltó. El hombre gritó pidiendo ayuda, pero nadie vino en su rescate. Finalmente, la mano lo arrastró hacia debajo de la cama y nunca más se supo de él. Desde entonces, la gente decía que podías escuchar sus gritos por la noche y que si sentías algo frío tocando tu mano mientras dormías, significaba que la mano huesuda estaba por llegar por ti.

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