Querido hermano, escribir esta carta es uno de los momentos más difíciles para mí, pues implica aceptar que ya no estás físicamente a mi lado. Aunque nuestro tiempo juntos se ha cortado demasiado pronto, los recuerdos que compartimos serán eternos. Fuiste más que un hermano; fuiste un amigo, un confidente, y en muchos momentos, mi guía. Tu risa, tu energía y tu amor incondicional son tesoros que guardaré siempre en mi corazón. Me enseñaste sobre la fuerza, la valentía y el amor verdadero a través de tu propia vida, y aunque ahora me encuentro en un mundo sin tu presencia física, sé que tu espíritu me acompaña en cada paso que doy. Te extraño más de lo que las palabras pueden expresar, y espero que sepas cuánto significas para mí. Gracias por todos los momentos maravillosos, por tu apoyo y por cada sonrisa que compartimos. Descansa en paz, querido hermano. Te amo y siempre lo haré.