Querida prima, tu partida fue repentina y dejó un vacío en mi corazón y en el de todos los que te queríamos. Fuiste una fuente de alegría y optimismo, siempre dispuesta a enfrentar la vida con una sonrisa y un espíritu indomable. Aunque tu tiempo con nosotros fue breve, el impacto que tuviste en nuestras vidas fue inmenso. Siempre recordaremos tu risa contagiosa, tu valentía frente a los desafíos y cómo tu presencia iluminaba cualquier habitación. Descansa en paz, querida prima, y aunque ya no estás con nosotros físicamente, tu memoria y tu espíritu siguen vivos en cada uno de nosotros. Gracias por los momentos maravillosos que compartimos, siempre te llevaré en mi corazón.