El hombre que se levanta es aún más grande que el que no caído. 

Concepción Arenal en Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.2

Hay seis cosas que detesta Dios y siete que su alma abomina: los ojos altaneros, la lengua mentirosa, las manos que derraman sangre inocente, el corazón que trama designios perversos, los píes que corren presurososal mal, el falso testigo que profiere calumnias, y el que siembra discordias entre hermanos. 

Proverbios 6.15  en Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.25.

No te acobardes frente al poderoso, no pongas en peligro tu rectitud.

Eclesiástico 7.23 en Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.27.

Descúbrete a ti mismo con amor, para que los demás comiencen a quererte. 

Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.28.

Quiéreme poco, pero toda la vida. 

Refrán judío en Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.29.

La mitad de mi alegría reside en hablar de ella. 

Proverbio persa, en Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.29.

Te amo no sólo por lo que eres sino por lo que soy cuando estoy contigo. 

Anónimo en Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.32.

Hay algo más que tu rostro en tu rostro. 

Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.32.

La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come. 

Francisco de Quevedo en Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.36.

La prueba de carácter más difícil no consiste tanto en la capacidad de guardar un secreto, sino en abstenernos de revelar que lo conocíamos una vez que se ha divulgado.

Sidney Harris en Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.37.

Dicen que hay cuatro estaciones. Yo digo que sólo hay dos. Si no estoy contigo : frío, si estoy contigo: calor. 

Copla popular española en Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.42.

Divide las dificultades que examines en tantas partes como sea posible para hallar su mejor solución. 

René Descartes en Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.47.

La astucia de los que no tienen astucia es la paciencia. 

Proverbio árabe en Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.50.

La mejor prueba de la calidad de una civilización es la calidad de su ocio. 

Orwin Edman en Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.53.

Ese divino no hacer nada en que se hacen tantas cosas. 

Romain Rolland en Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.51.

El miedo no es más que un deseo al revés. 

Amado Nervo en Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.73.

Los libros tienen los mismos enemigos que el hombre. El fuego, la humedad, los animales, el tiempo y su propio contenido. 

Paul Valéry en Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.74.

Consúmete viviendo, no dures. 

Enrique Agilda en Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.74.

Vivimos mientras nos renovamos. 

Henri Amiel en Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.75.

Nadie está obligado a más de lo que puede. 

Celso en Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.87.

El poeta es un espía de Dios. 

Shakespeare en Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.88.

Para Adán, el paraíso era donde estaba Eva. 

Mark Twain en Edward Ficher; Un café con Dios, Libro Latino, Buenos Aires, 1999, p.94.