Creer que Cristo es poder y sabiduría no nos resultará vano e inoperante para la búsqueda del bien. Pues uno acerca a sí mismo mediante la oración aquello que invoca al rezar, aquello hacia lo que mira con el ojo del alma. Quien dirige su mirada hacia el poder ­—Cristo es el poder—, es robustecido en el hombre interior con su poder, como dice el Apóstol (Ef 3, 16), y aquel que invoca a la Sabiduría, que es como antiguamente era conocido el Señor, se hace sabio, como consta por los Proverbios (Pr. 1, 20 ss.).

(San Gregorio de Nisa, Sobre la perfección cristiana)