Querida hermana,
Hoy el cielo llora conmigo, recordando tu dulce sonrisa, tu risa contagiosa, tu amor incondicional. Cada día que pasa, la nostalgia se apodera un poco más de mi corazón, recordándome lo mucho que te extraño y lo incompleta que se siente mi vida sin ti.
Recuerdo los días de nuestra infancia, cuando éramos inseparables, compartiendo secretos bajo las estrellas y construyendo castillos de sueños en la arena. Tu amor era mi refugio, mi consuelo, mi fuerza en los momentos de debilidad. Eras más que una hermana para mí; eras mi confidente, mi amiga, mi cómplice en las travesuras de la vida.
Tu partida dejó un vacío en mi alma que nunca podrá llenarse por completo. Cada vez que miro al cielo y veo las estrellas brillar, sé que estás ahí, mirándome desde algún lugar mejor, enviándome tu amor y tu protección desde el más allá. Aunque ya no estés físicamente a mi lado, tu presencia sigue siendo tangible en cada recuerdo, en cada suspiro, en cada latido de mi corazón.
Hermana querida, tu amor sigue siendo mi guía en esta vida, iluminando mi camino en la oscuridad y dándome fuerzas para seguir adelante. Aunque te extrañe cada día más, me consuela saber que nuestro vínculo es eterno, que nuestro amor trasciende las barreras del tiempo y el espacio.
Descansa en paz, mi querida hermana. Que el universo te envuelva en su amor y que tu espíritu encuentre la paz eterna que tanto mereces. Siempre te llevaré conmigo, en mi corazón, en mi alma, en cada recuerdo grabado en lo más profundo de mi ser.
Con amor eterno,
[Tu nombre]