«Cuanto menos piensa el hombre, más habla» escribió Montesquieu.

El silencio es una herramienta muy poderosa que escasea en nuestro día a día, es bienestar personal.

Son muchos los beneficios que se asocian con él y con buscar momentos para estar con uno mismo.

Entre ellos se encuentra el que permite reducir los niveles de estrés, relajar el cerebro y el cuerpo, mejorar las funciones cognitivas, atención y concentración, favorece el sistema inmune, etc. Conectar con el silencio implica conectar con nosotros mismos, permitiéndonos tomar consciencia de los que nos sucede internamente, cómo estamos a nivel anímico, escuchar nuestro cuerpo e interpretar las señales que nos manda. Nos obstante, desconectarnos del ruido exterior para conectar con ese mundo interno a veces da miedo y aparecen emociones, sensaciones, pensamientos, recuerdos que generan malestar.

Este vacío que a veces aparece es lo que nos lleva a evitar entrar en contacto con nuestro mundo interior o incluso que cuando aparece lo llenemos con ruido (música, televisión, preocupaciones, etc.).