El 31 de marzo de 1870 Don Bosco vio en sueños al salesiano P. Antonio Croserio revestido de lujosísimos ornamentos impartiendo la bendición. Se puso a pensar cómo era posible que estuviera revestido para celebrar y enviando bendiciones, si estaba en cama enfermo. Y entonces entendió que ésta era una señal de que se iba ya para el paraíso.

Al día siguiente el Padre Croserio murió santamente.