La noche del 11 de noviembre de 1873 Don Bosco narró a sus alumnos el siguiente sueño que había tenido la noche del 8 de noviembre.

Soñé que estaba visitando los dormitorios y que un personaje desconocido se me acercó llevándome junto a los alumnos que iba alumbrando con una linterna en la frente de cada uno y allí se leían sus pecados. Todos los pecados de cada uno estaban allí escritos.

Después me mostró un grupo de jóvenes que tenían la frente y el rostro blanco como la nieve, porque su alma está sin pecado. Yo al verlos sentí una gran alegría. Más adelante me mostró un joven que tenía todo el rostro lleno de manchas negras.

Poco después escuché que cantaban el canto de difuntos (Dales Señor el descanso eterno). Le pregunté al personaje quién era el que se había muerto y me respondió: – Se murió el joven de las manchas negras en la cara.

¿Y cuándo?, ¿cuándo? Él me mostró una hoja de almanaque que decía: 5 de diciembre.

Y yo me desperté.