«Cuando fatigues y canses tu cuerpo, acuérdate del Cuerpo del Señor, cómo fue golpeado por Pilatos y se fatigaba en los caminos».

«Cuando camines, acuérdate que los pies del Señor estaban llenos de polvo en el tiempo que pasó sobre la tierra».

«Cuando llenes tus ojos con lágrimas, acuérdate que el Señor lloró tu caída, orando ante el Padre con fuerte grito y muchas lágrimas, para que fueras arrancado de la muerte».

«Cuando los hombres se burlen de ti, presta atención a sus bofetadas y a sus golpes, y soporta en tu humildad».

(Pseudomacario, Homilía VI, 4.2)