A través de fulgurantes párrafos, Caldwell depura el lenguaje hasta el extremo para ofrecernos una visión desesperanzada de la búsqueda de la felicidad, logrando una obra maestra que comparte muchos de los rasgos de anteriores novelas suyas pero se aparta también de ellas para explorar modelos expresivos inéditos y nuevas formas de narrar