Con la llegada de la Segunda República, las mujeres entraron en un ámbito hasta entonces reservado a los hombres: la vida parlamentaria. La obra explica su participación como candidatas a las elecciones generales y su elección como diputadas a lo largo de las tres legislaturas republicanas. Fueron nueve las mujeres que ocuparon un escaño en el Congreso de los Diputados entre 1931 y 1939. Destaca la labor parlamentaria de Clara Campoamor, la más activa de todas y la que intervendrá en ese tema clave que fue la concesión del derecho de sufragio a la mujer en la Constitución de 1931. Esta obra analiza las intervenciones parlamentarias de las diputadas, los temas y debates que promovieron, las líneas que marcaron su actividad parlamentaria y el contexto en el que se realizaron. Todo ello en un mundo de predominio masculino, de ahí su condición de pioneras y que se las pueda comparar con las amazonas de las que habló Herodoto, caracterizadas por no tener las típicas «habilidades mujeriles».