Las obras no dramáticas de Lope de Vega fueron reunidas por el editor Sancha y el erudito Cerdá y Rico, en 21 volúmenes (Madrid, 1776-1779), bajo el título general de Colección de las obras sueltas assí en prosa como en verso. Pese al tiempo transcurrido, sigue siendo «la colección más completa», como adujo, por ejemplo, Juan Manuel Rozas, el gran lopista recientemente desaparecido («Lope de Vega, poemas y prosas», en Historia crítica de la Literatura Española, Tomo III, Barcelona, 1983). La edición de Sancha no se limitó, además, a reproducir esas «obras sueltas»: a ellas se añadieron importantes textos sobre Lope -Sermones fúnebres, Fama póstuma,...- y no menos importantes noticias bibliográficas. En 1856, Cayetano Rosell realizó una edición (B.A.E., vol. 38) sobre la de Sancha, pero sólo parcial, si bien se indicaba el contenido completo del original. Dicha selección se sigue publicando en la actualidad, así como diversas antologías, selecciones o ediciones parciales posteriores, realizadas, bien sobre el texto de Sancha, bien acudiendo a las ediciones príncipe: Pérez Gómez, Guarner, Entrambasaguas, Sainz de Robles, Blecua,... Como también aduce Rozas, sólo en equipo podría hoy realizarse esa edición completa de las obras no dramáticas de Lope. Porque, «no ha habido quien reúna y critique modernamente las obras no dramáticas del autor», como observan Américo Castro y Hugo. A. Rennert, en su clásica Vida de Lope de Vega -reeditada en 1969, con adiciones de F. Lázaro Carreter-, quienes continuamente han de acudir, en sus notas, a esos textos y noticias editados por Sancha. A falta, pues, de esa inexistente edición crítica y completa, la difusión facsimilar de la de Sancha puede rellenar -y, desgraciadamente, nos tememos que por muchos años- ese increíble vacío bibliográfico. Hoy por hoy, sigue siendo de consulta inexcusable en los estudios sobre el Fénix.