Teresa Lafirme hereda de su esposo una gran plantación por lo que debe aprender a dirigir a los trabajadores y manejar las finanzas. Apoyándose en una esmerada educación, en la que se mezclan la cultura francesa con la norteamericana y las aportaciones de la población de origen africano, teniendo como apoyo la seguridad de que le concede su conciencia de clase, Teresa parece capaz de superar cualquier problema. Hasta que aparece por la plantación el empresario maderero David Hosmer, con quien va estableciendo una relación cada vez más estrecha. Sin embargo Hosmer está divorciado, y para una sociedad católica eso continua siendo un tabú. Teresa reacciona a sus sentimientos de forma errónea, provocando una confusión en otros personajes y precipitando dolorosos acontecimientos.