En la Antigüedad, Gibraltar fue tomado como faro natural y bisagra entre los dos grandes mares. Desde la fundación de su ciudad, hace catorce siglos, por su dominio se han enfrentado las potencias de cada época. Hace trescientos años que la bandera británica ondea en ella, lo que ha causado el más grave y largo contencioso de la política exterior española. Esta obra estudia esa rica y controvertida historia, atendiendo a sus múltiples niveles de interés: geoestratégico, al ser la llave del Estrecho; político, al ser su dominio símbolo de poder y su pérdida de postración; social, al ser su población ejemplo de multiculturalidad e integración. La amplitud y variedad de las fuentes documentales utilizadas y el rigor en el análisis hacen que, lejos de cualquier pretensión reivindicativa, la obra se encuentre tan alejada del «¡Gibraltar español!» y de la autocomplacencia británica, como del «¡Antez muerto que ezpañó!» gibraltareño. Coincidiendo con el tercer centenario de la presencia británica en el Peñón, la lectura de estas páginas resulta tan ilustrativa como refrescante.