El lector tiene en sus manos una joyita de nuestra literatura gastronómica publicada en el primer tercio del pasado siglo por la Unión Nacional de Exportación Agrícola, que, en realidad, son dos preciosidades en una, por cuanto, además de las recetas de Dionisio Pérez, Post-Thebussem, el tomito se abre con el excelente trabajo del doctor Gregorio Marañón, quien da al recetario el espaldarazo de la ciencia médica, aspecto muy a tener en cuenta, ya que una de las grandes preocupaciones de los tratados de cocina es a menudo el de la salud. Se atiende inicialmente a dar gusto al paladar, pero no se olvida tampoco la salud corporal, e incluso a veces la espiritual. Ambos textos —el de Marañón y el de Post-Thebussem— se complementan muy bien, pues si el primero toca aspectos medicinales e históricos, el segundo se centra en las recetas como tales, entre las que, junto a los consabidos preparados dulces o naturales, destacan otros platos salados, donde los cítricos se juntan al bacalao, el arroz, los productos de la huerta o la harina. Son todas ellas fórmulas sencillas que responden a los elementales criterios de la cocina tradicional.