En diciembre del año 1942, en el momento más álgido de la Segunda Guerra Mundial, Adolf Hitler sufre una extraña y desconocida enfermedad. Mientras el Führer se debate entre la vida y la muerte, tiene lugar una reunión de los altos mandos del NSDAP y de las Fuerzas Armadas en los despachos de la Cancillería del Reich, en Berlín. El propósito de los generales y políticos nazis no es otro que frenar el avance de la Werhmacht en terreno soviético con el único fin de buscar otra alternativa estratégica. Alemania necesita tiempo para desarrollar el fabuloso armamento que sus ingenieros y científicos guardan en sus carpetas, proyectos que en su mayor parte habían sido paralizados o ralentizados mucho por el propio Hitler ante la certeza de poder ganar la guerra a corto plazo.