Un día cualquiera de 1936 se convierte para Carmen, como para tantos otros, en una terrible pesadilla. Curtida por los amargos sinsabores de la guerra, mancillada en lo más íntimo y donde más duele, se convierte en espía del Servicio Secreto soviético, que desea apoderarse del arma mortífera que Hitler está experimentando en la contienda española.