Sin sentido, la vida es absurda y aboca a un «vivir a tope» autodestructivo o a un tedioso «ir tirando». El autor reflexiona sobre esta realidad y encuentra en la fe cristiana argumentos y razones sólidas en las que basar la vida. Sus ejemplos esclarecedores, narrados con estilo sencillo, claro y ameno, sirven de guía en el aprendizaje vital.