La vida en Amauta (Lima-Perú).

De cómo Don José me introdujo en el mundo de los cuentos…

Era el verano de los noventa y empezaban las vacaciones escolares, seguidas de un sol radiante en el Asentamiento Humano «Amauta» del distrito de Ate-Vitarte, en Lima -Perú. Como todos los días, Don José a quien cariñosamente lo llamaban “el abuelito”, por sus noventa y tantos años a cuestas, solía sentarse en las afueras de su casita hecha de quincha y esterilla para observar los creativos juegos de los niños y niñas del lugar, a fin de matar su aburrimiento y distraerse un poco por la vida monótoma que llevaba, con tantas ocurrencias que se multiplicaban.

Era ese viejito de cabello cano y barba crecida, que hoy ya no esta en este mundo, que compartió conmigo sus vivencias y me inspiró a contarlas como historias cortas .Eran esos niños de este poblado Peruano que vivian en la triste realidad de miles y miles de niños pobres en todo el mundo, que sobreviven a pesar de lo difícil de su situación.

Sigue con El Secreto de Lorenzo, una historia de la vida misma…

El secreto de Lorenzo

Hay otro secreto tan bien guardado como el de la Cocacola. Sólo lo sabe Lorenzo, el loro que pasó una noche con un gavilán. Me explico…

VIVENCIAS DE NIÑOS AMAUTINOS :

El lugar se sentía profundamente triste por el polvo que se respiraba, sin áreas verdes, sin un arbolito y una flor alegre, solo con piedras y arena, y lo que es peor sin servicios básicos de electricidad y agua, sin nada de nada. Las casitas humildemente hechas de quincha, esterilla o madera, hacían que sus pobladores se resignen a su suerte en el día a día.

En la subida se veía a niños jalando pedazos de madera, o piedras cuadradas en formas de carros, haciendo ruidos con sus labios, fingiendo el ruido de motores y bocinazos de coches último modelo, al fondo en la pampa se veía a niños armando una pelota de plástico y papel dándole una forma redonda para luego jugarse un partido de fútbol que terminaba cuando la pelota estaba hecha arapos sin poder patearla. Al lado de la casa de Don José , niñas jugando a las muñecas de papel, o la famosa tiendita, todas ellas bien formalitas y casi limpias. Que alegría la de esos niños, la mayoría sin zapatos y con trajes marrones sin poder distinguir los colores, por el polvo impregnado en sus ropitas, al final del partido se peleaban por un poco de agua que casi no existía.

Era tan duro conseguirla, que camiones Cisterna “aguateros” particulares que llegaban al lugar, vendían el litro de agua, al costo de un pan, que era muy muy caro para la gente del lugar, que carecía de un trabajo diario y que eventualmente buscaban como sobrevivir para sacar adelante a sus humildes familias.

Una de esas mañanas, pasó algo inusual en este poblado. Existía un lorito como no existe otro, que era muy inteligente , lo llamaban el famoso “Lorenzo” por la afinidad que tenía con los niños y el cariño que le tenían por chacotero y alegre que era. Esa mañana Lorenzo se encontraba sobrevolando las casitas del lugar, como era su costumbre, cuando de pronto un Gavilán hizo su aparición en los aires y lo agarró en pleno vuelo y se lo comenzó a llevar entre sus garras, cual era la desesperación de los niños que comenzaron a gritar fuertemente… «Se lo llevan a Lorenzoooo, se lo llevan al Lorenzooooo»… Alertando a los pobladores mayores a fin de evitar tal suerte, pero era muy tarde, el Gavilán se alejaba raudamente con su presa y los niños mudos de tristeza mirándose unos a otros sin poder hacer ya nada.

Esa mañana el lugar después del incidente quedó como un Cementerio, ya nadie jugaba, nadie hablaba, todo era tristeza y recuerdos del famoso Lorenzo. Ya entrando a las Seis de la tarde, cuando el día llegaba a su fin, se escuchó a lo lejos el canto de lorito Lorenzo que venía volando muy alto, no habían pasado ni cinco segundos cuando los niños estallarón de alegría y se abrazan entre todos divisando al famoso lorito que volaba en picada hacia su morada, ya teniéndolo entre ellos, lo acariciaban y besaban y lo trataban como un héroe, que alegría la de estos niños, brillaban sus ojos de contentos, todos comentaban..que Valiente… ¿Cómo se haya zafado de las garras del Gavilán?, este si que es nuestro héroe…¡Viva Lorenzo! Viva Lorenzo! se escuchaba y risas y alegrías por doquier, el lorito estaba muy bien, solo le faltaba la colita que a todos recordaba su hazaña…

Erick Bruna Zuñiga

Y así transcurren los días en este poblado peruano que avanza muy lentamente, gracias a la inercia de sus políticos que solo saben llenarse los bolsillos, y nace nuevamente una generación de niños (as), que seguirán pasando sus vidas carentes de todo. Sin un mañana promisorio que les espere.