Querida Mamá,

Hoy me encuentro escribiendo estas palabras con el corazón lleno de amor y añoranza, con la certeza de que estás en un lugar mejor, cuidándonos desde el cielo como el ángel maravilloso que siempre fuiste.

Tu partida dejó un vacío inmenso en mi vida, un espacio que nadie más podrá llenar. Extraño tu sonrisa amorosa, tus palabras sabias y la calidez reconfortante de tus abrazos. Cada día anhelo poder compartir contigo las alegrías y desafíos que la vida nos presenta.

Aunque ya no estés físicamente a mi lado, siento tu presencia en cada paso que doy. Tu amor incondicional sigue guiándome, inspirándome a ser mejor cada día. Cada recuerdo contigo es un tesoro que atesoro con cariño y gratitud en lo más profundo de mi corazón.

En los momentos difíciles, anhelo tu sabiduría y consuelo, pero sé que tu luz brilla sobre mí, iluminando mi camino y dándome fuerzas para enfrentar los desafíos. Eres mi ángel guardián, velando por mí desde lo alto.

A pesar de la distancia física, nuestro vínculo es eterno. Tu amor sigue siendo mi refugio, mi consuelo y mi inspiración. Si pudiera decirte una vez más cuánto te amo y cuánto significas para mí, lo haría con toda la fuerza de mi corazón.

Hasta que nos volvamos a encontrar algún día, seguiré adelante llevando tu amor y tus enseñanzas conmigo. Siempre serás mi mamá, mi ángel en el cielo, mi guía y mi ejemplo de amor incondicional.

Con amor eterno.