Querido hermano,

Hoy escribo estas palabras con un corazón lleno de añoranza y tristeza al recordarte en la tierna infancia que compartimos. Aunque tu tiempo en este mundo fue breve, el impacto que dejaste en nuestras vidas es eterno.

Me duele pensar en las risas que nunca compartiremos, en los juegos que nunca jugaremos juntos y en los abrazos que nunca podré darte físicamente. La pérdida de un hermano en la infancia es una herida que nunca sana por completo, pero llevamos el consuelo de haberte tenido aunque fuera por un breve instante.

Aunque no pudimos ver crecer juntos, imagino el niño lleno de alegría y curiosidad que serías ahora. Mi corazón se llena de amor al pensar en la pureza y la inocencia que llevabas contigo, incluso en el corto tiempo que compartimos.

Tu ausencia se siente en cada rincón, pero también encuentro consuelo en la idea de que tu alma descansa en paz. Que estés jugando y riendo en algún lugar más allá de nuestra comprensión.

Te extraño, hermano querido. Aunque no tengamos más recuerdos que los de la infancia, tu memoria vive en cada latido de mi corazón. Que encuentres la felicidad en el más allá y que, algún día, nos volvamos a encontrar.

Con amor eterno,
[Tu Nombre]