Salí a dar un paseo en mi caballo, disfrutando del día soleado. De repente, mi caballo se detuvo en seco y no se movió por mucho que lo insté. Miré a mi alrededor y luego los vi: cientos de pares de ojos mirándome desde el bosque.

➡️PULSAR AQUÍ PARA LEER MÁS HISTORIAS DE MIEDO DE ANECDONET⬅️