Querido ser querido,

Hoy, en este día en que te dedico estas palabras, no puedo evitar sentir una mezcla de tristeza y gratitud. Tu partida dejó un vacío en nuestras vidas, pero también nos regaló la oportunidad de recordar tu amor por la escultura y todo lo que dejaste atrás.

Tus manos habilidosas y tu pasión creativa se reflejaban en cada una de tus obras de arte. Cada pieza era un testimonio de tu talento y una ventana a tu alma. Admirábamos la forma en que dabas vida a la piedra y moldeabas la arcilla, creando belleza donde antes no existía.

Aunque ya no estés físicamente entre nosotros, tu legado como escultor vive en cada una de tus creaciones. Cada vez que observamos una de tus obras, sentimos tu presencia y tu espíritu artístico.

En este día, quiero recordarte la alegría que sentías al esculpir, la paz que encontrabas en cada golpe de cincel y el amor que ponías en cada detalle. Tu dedicación y pasión por la escultura nos inspiran a seguir tu ejemplo y perseguir nuestros propios sueños con la misma determinación.

Deseo que estés en un lugar donde puedas seguir esculpiendo y creando sin límites. Que encuentres la paz y la plenitud en cada obra que realices en el más allá.

Tu partida dejó un vacío en nuestras vidas, pero nunca olvidaremos el impacto que tu amor por la escultura tuvo en nosotros. Seguiremos honrando tu memoria y difundiendo tu legado para que tu arte siga siendo apreciado por generaciones venideras.

Hasta que nos volvamos a encontrar, querido ser querido, te recordaremos y te amaremos por siempre.

Con cariño eterno,
[Tu Nombre]