Nació en la ciudad de Chihuahua, Chih. (Arquidiócesis de Chihuahua), el 15 de junio de 1892. Párroco de Santa Isabel, Chih. Su propósito de seminarista: «He pensado tener mi corazón siempre en el cielo, en el sagrario» se convirtió en el ideal de su vida y fuente de toda su actividad sacerdotal. Sacerdote enamorado de Jesús Sacramentado, fue un continuo adorador y fundador de muchos turnos de adoración nocturna entre los feligreses a él confiados. El 10 de febrero de 1937, miércoles de ceniza, celebró la Eucaristía, impartió la ceniza y se dedicó a confesar. De pronto se presentó un grupo de hombres armados para apresarlo. El Padre Pedro tomó un relicario con hostias consagradas y siguió a sus perseguidores. Al llegar a la presidencia municipal, políticos y policías le insultaron y le golpearon. Un pistoletazo dado en la frente le fracturó el cráneo y le hizo saltar el ojo izquierdo. El sacerdote bañado en sangre, cayó casi inconsciente; el relicario se abrió y se cayeron las hostias. Uno de los verdugos las recogió y con cinismo se las dio al sacerdote diciéndole: «Cómete esto». Por manos de su verdugo se cumplió su anhelo de recibir a Jesús Sacramentado antes de morir. En estado agónico fue trasladado a un hospital público de Chihuahua y al día siguiente, 11 de febrero de 1937, aniversario de su ordenación sacerdotal, consumió su glorioso sacrificio el sacerdote mártir.