VIRUTAS DE MADERA PRECIOSA:
«A todos pertenece lo que piensas. Sólo es tu yo lo que sientes. Si quieres que sea tuyo lo que piensas, has de sentirlo'». (Frederich von Schiller)
El botones de Mr. Jones
Un muchacho entró en un comercio y preguntó al tendero si podía utilizar el teléfono. El tendero le contestó afirmativamente, y oyó las siguientes palabras del chico:
– ¿Hablo con míster Jones?… Mire, señor, soy un muchacho que desea saber si tiene una vacante para mí, me gustaría trabajar para usted… ¡Ah, ya tiene uno! Bueno, míster Jones, ¿le complace la labor de ese muchacho?… ¿Sí? ¿Está satisfecho? Bueno, entonces adiós.
Colgó el aparato y, dirigiéndose al tendero, le dijo:
-Muchas gracias, señor. Soy el botones de míster Jones, y estaba informándome de cómo pensaba de mí.

F. H. Drinkwater, que cuenta esta anécdota en su libro Historietas catequísticas, comenta que la opinión que Dios tiene acerca de cada uno de nosotros es lo que importa. Lo sabremos sólo en un determinado momento, después de nuestra muerte, pero, entre tanto, podemos fiscalizarnos a nosotros mismos haciendo un buen examen de conciencia cada noche, poniéndonos en su presencia y preguntándole que nos diga qué valor tienen nuestras acciones en su presencia.