La cripta de San Antolín, situada bajo la actual catedral de Palencia, es el único resto de la primitiva catedral visigótica construida en la segunda mitad del siglo VII, añadiéndose posteriormente elementos románicos. La cripta está dedicada a San Antolín, mártir, patrón de Palencia.

El enigmático y evocador espacio de la cripta de San Antolín nos aproxima en el tiempo y el espacio a los orígenes de la ciudad de Palencia, en territorio vacceo, fundada por los romanos después del año 72 d. C. a orillas del río Carrión tras la destrucción de la homónima ciudad arévaca de Pallantia (Palenzuela). Así lo atestiguan las fuentes clásicas y los vestigios hallados en diversas excavaciones arqueológicas, como las realizadas en 2005 en el tramo entre la Puerta de los Novios y la nave de la epístola, y en 2009 en la Capilla de los Reyes y, al exterior, ante la Puerta de los Novios, que junto a otras atestiguan una importante inundación en la zona cercana al Carrión durante el siglo II d. C.

La historia de la Catedral comienza con un templo de época visigoda, rodeado por construcciones romanas de la Palentina ciuitas, refundada a fines el siglo I d.C.

Aquí las excavaciones atestiguan la destrucción de al menos parte de la ciudad romana durante las invasiones bárbaras. Tras la victoria del visigodo Teodorico sobre los suevos de Requiario cerca de Astorga en el 456, el Cronicón de Idacio nos refiere que al poco, hacia el 457, su ejército arrasó la ciudad de Palencia: Palentina ciuitas simili quo Asturica per Gothos perit exitio, es decir, “la ciudad de Palencia pereció a manos de los Godos de análoga manera que Astorga”.

Todo indica que bajo dominio godo la zona dependía en lo eclesiástico de Toledo, pues no consta obispado hasta el siglo VI.

Es probable que el primer prelado católico de Palencia fuese Murila, quien abjuró del arrianismo en el III Concilio de Toledo de 589. Le sucedieron ocupando la sede Conancio, Ascarico, Concordio y Basualdo. Tras éste último se impuso el silencio, pues la invasión musulmana condujo a la práctica despoblación de la Tierra de Campos, perdiendo Palencia su rango de ciudad y, durante más de un siglo el de Diócesis.

La sede episcopal de época visigoda contó con su correspondiente Catedral, sin que exista constancia ni arqueológica ni documental anterior a la parte más antigua de la cripta de San Antolín. Aún así, precisamente en esta zona se constata una continuidad en el hábitat desde al menos el siglo IV d.C., y los niveles de cenizas detectados en las excavaciones hacen pensar en la destrucción de estructuras tardorromanas durante las invasiones bárbaras. Es probable que durante el episcopado de Ascarico, mediando el siglo VII, se construyese la catedral visigoda, de la que únicamente nos ha llegado la zona oriental de la cripta.

Pl. de la Inmaculada, s/n, 34005 Palencia