Los niños son muy sensibles a las señales que les envían sus padres y aprenden principalmente a través de la experiencia. Cuando los padres les dan órdenes o les imponen límites, los niños buscan señales que les permitan entender la importancia de seguir esas normas.

Si un padre le dice a un niño que no haga algo pero luego se ríe cuando el niño lo hace, el niño puede percibir que su padre no está enfadado por esa conducta. Esto puede llevar a que el niño tenga dificultades para entender la importancia de seguir las normas y para respetar las órdenes de sus padres.

Además, cuando los padres dan órdenes contradictorias, pueden enviar un mensaje confuso al niño, lo que puede llevar a que el niño tenga dificultades para entender cuál es la conducta adecuada. Si el padre les dice a los niños que no deben decir palabrotas, pero luego él mismo las dice, el niño puede sentirse confundido y no saber qué comportamiento seguir.

Por lo tanto, es importante que los padres sean coherentes en su comportamiento y en las normas que establecen para sus hijos. Deben tratar de no enviar señales contradictorias y dar un ejemplo claro de lo que se espera de ellos.

En resumen, es importante que los padres sean coherentes en su comportamiento y en las normas que establecen para sus hijos. Deben tener en cuenta que las señales que les envían a sus hijos son muy importantes y pueden influir en la conducta de los niños. Si quieren que sus hijos aprendan a seguir las normas y a respetar las órdenes, deben dar un ejemplo claro y coherente.