Hoy nos reunimos para despedir a un joven excepcional, cuya vida, aunque breve, dejó una huella profunda en todos nosotros. Como su maestro/a, tuve el privilegio de conocer su entusiasmo por aprender, su curiosidad incansable, y su capacidad para inspirar amistad y respeto entre sus compañeros. Su presencia en el aula era una fuente de alegría y optimismo, y su pérdida se siente profundamente en nuestros corazones. En este momento de dolor, recordemos no solo la tristeza de su partida, sino también el brillo de su espíritu, que seguirá viviendo en cada uno de nosotros. Que su familia encuentre consuelo en saber que fue muy querido y que su recuerdo seguirá inspirándonos a todos. Descansa en paz, querido alumno, y que tu viaje sea ligero. Estamos agradecidos por el tiempo que compartimos, por tus risas, y por todo lo que nos enseñaste sin siquiera saberlo.