En 1917, en el momento de las apariciones, Fátima era una ciudad desconocida de 2.500 habitantes y hoy es famosa en todo el mundo y su santuario lo visitan innumerables devotos. Allí, la Virgen se manifestó a tres niños campesinos: Francisco, Jacinta y Lucía. No sabían ni leer ni escribir y estaban acostumbrados a llevar a pastar a las ovejas todos los días. Los tres habían recibido en casa una primera instrucción religiosa y recibieron varias apariciones del que se identificó como «ángel de Portugal» entre 1915 y 1916.