Según nos explica el autor, inspirado por un cuadro de Tiziano que hasta hace poco permanecía en la Sacristía del Monasterio del Escorial, realizó este Cristo Crucificado, pero le quiso dar un aire más “liberado” al eliminar el poste horizontal. Así trataría de conseguir que ascendiera en vez de estar a la espera de su muerte. El artista ha utilizado diferentes maderas para crear efecto de volumen y degradados, incluso marcas que dejaran en su piel las heridas.

Tras el encuentro de Tiziano con el futuro Felipe II en Milán en 1548; le retrató armado y de cuerpo entero. Desde ese momento Felipe fue su mecenas más importante y entusiasta.

En el invierno de 1550 Tiziano volvió a Augsburgo, esta vez llamado por Felipe II, y allí empezó a trabajar para él continuamente, como seguiría haciendo hasta el fin de su vida. En ese tiempo le suministró unas veinticinco pinturas, grandes y pequeñas, de contenido devoto y profano. Entre las obras entregadas al Rey Felipe en esa época se encuentra La Crucifixión (probablemente de 1556, El Escorial).

Esta escultura actualmente se encuentra expuesta en el patio interior del Santuario de Nuestra Señora de Gracia, parte del conjunto monumental del Monasterio de el Escorial.

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San Lorenzo del Escorial. Madrid – Spain