Bernabé fue probablemente uno de los setenta discípulos de los que habla el Evangelio. Los Apóstoles le tenían mucho aprecio, por ello, lo escogieron para la Evangelización de Antioquía. Después de un año de trabajo, logró muchas conversiones. Junto a Pablo, partió hacia otros lugares. Ambos se complementaron a las mil maravillas y, una vez separados, ya no se tienen más noticias de Bernabé. Se le atribuye la paternidad de la Carta Paulina a los Hebreos y de otro escrito, llamado El Evangelio de Bernabé, ahora perdido.