Cuenta el historiador Plutarco que Alejandro era muy sobrio en cuanto al regalo del paladar. Esto lo manifestó en muchas maneras y también en las respuestas que daba a Ada a quien adoptó por madre y declaró reina de Caria. Ada, para agasajarle, le enviaba a diario muchos platos delicados y golosinas. Primero los cocinaba ella, pero luego encontró cocineras entre la corte; y finalmente los más hábiles cocineros y pasteleros que pudo encontrar en el reino. Él le dijo que a él todo aquello le sobraba, que ya tenía otros que eran mejores cocineros, puestos por su ayo Leónidas, que le hacían el desayuno antes de salir al campamento (antes del alba) y también la cena; y de comer le hacían muy poco entre el día por que esa era su dieta…Alejandro, quejándose de su madre en una ocasión escribió: «El mismo Leónidas reconoce mis cofres, mis cobertores y guardarropas para vigilar que mi madre no me haya colado cosas de regalo y de lujo…» Plutarco Vidas paralelas Alejandro XXII
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