Refiere su madre que, a la edad de cinco o seis años le vino la
tiña. Se la curaba esta testigo, echándola a la cabeza cosas muy
fuertes. Y se le vinieron a hacer muchos tolondrones (escoriaciones) y una llaga muy grande. Y respecto de verla tan lastimada que
estaba la cabeza hecha una carne, y llena de unos botones, le fue
forzoso a esta testigo llamar a un cirujano. El cual la curó en 42
días, lavándole la cabeza con vino y piedra lipis y le polvoreaba
con alumbre quemado. Y en ésta y en todas las demás
enfermedades estuvo con una paciencia increíble sin demostración
que era ella la que padecía ni tenía dolores, antes en medio de
ellos, pedía cantando al Señor que le diese más y más dolores y
paciencia con ellos.