COHERENCIA, NOVISIMOS, muerte

Cuando Sócrates estaba en la cárcel, condenado a muerte bajo la acusación de corromper a la juventud (cosa totalmente ajena a su vida y a su doctrina), sus amigos fueron a verle y le dijeron que habían conseguido que los guardianes no se dieran por enterados si se escapaba.

Sin embargo, no consiguieron que huyera. Sócrates les dijo que su fuga no era coherente con lo que él siempre enseñaba acerca de la virtud, la obediencia a la ley y la inmortalidad del alma; en consecuencia, se quedó en la cárcel hasta la ejecución de la condena a muerte.

M. Artigas – El Hombre a la luz de la ciencia