Hoy se celebra en primer lugar san Zenón de Nicomedia (de Bitinia hoy Turquía), mártir del siglo III. Ante la escasez de datos, ampliamos el segundo santo: santa Teodota de Alejandría, cuya historia en cuando menos peculiar. Era una mujer casada que vivía en Egipto. Un joven quedó enamorado de ella pero, la santa rechazó sus pretensiones impuras. Entonces, el joven recurrió a una hechicera que llevó a Teodota a consentir la infidelidad mediante pócimas y palabras. El pecado cometido le llevó a caer en tal tristeza que optó por hacer penitencia de por vida. Se disfrazó de hombre y, bajo el nombre de Teodoro, pidió que le admitieran en un convento. Pero la historia continua. Una ventera acusa al falso monje de ser el padre del hijo que había tenido. Pese a la imposibilidad física, Teodota no quiso negarlo para no dejar en evidencia a la ventera y fue expulsada del monasterio junto al niño. Pasados unos años, suplica la entrada al monasterio. Sólo a la muerte de la penitente se descubre su condición.