El líder logra ese poder especial que se llama carisma al atreverse a modificar su estilo de vida cuando:

  • Es intolerante ante la situación actual y su insatisfacción permanente se convierte en el ingrediente básico para lograr la superación.
  • Crea conciencia y compromete a sus seguidores con el cambio.
  • Se atreve a poner a prueba lo tradicional.
  • Identifica el privilegio de servir como una fuente inagotable del poder.
  • Su reconocimiento es constante y se convierte en un anhelo de sus seguidores.
  • Su presencia, estilo y lenguaje lo anuncian en todos los lugares a donde llega.
  • Toma riesgos y está siempre dispuesto al sacrificio personal.
  • Es juzgado no por lo que ha logrado, sino por lo que está intentando realizar.
  • Ejerce la creatividad como un proceso de aprendizaje.
  • Tiene una atención excepcional para identificar oportunidades y sabe que la manera de encontrarlas es salir a buscarlas.
  • Ante el fracaso se manifiesta inflexible y ante el éxito, asimila humildad y responsabilidad.
  • Posee una confianza excepcional en lograr metas imposibles.
  • Difunde apasionadamente sus ideas y presenta sus proyectos como algo emocionante.
  • Liga los valores fundamentales y universales con el futuro.
  • Su mística de trabajo con sus seguidores la sintetiza en una frase «usted y yo haremos que lo imposible ocurra».
  • Su misión representa su razón de ser, vive apasionadamente su ideal, entrega su existir, por realizar un sueño.
  • Seguramente Dios entrega a estos líderes extraordinarios su don más preciado: El carisma del amor.

Miguel Ángel Cornejo