Hay frases curiosas, como hace tiempo que no me he bautizado o tengo tentaciones contra el quinto mandamiento. He aquí un ejemplo de esto último, un bellísimo parricidio histórico.

La muerte de Agripina

Agrippina (15-59 AD) – madre del emperador romano Nero resultó para este último mucho más difícil de matar de lo que esperaba.

Intentó envenenarla tres veces, pero ella había tomado el antídoto con anterioridad, luego intentó aplastarla con un falso techo sobre su cama, pero alguien la previno. Intentó también ahogarla proporcionándole un paseo en una barca poco fiable, pero ella consiguió nadar hasta la orilla.

Finalmente, harto de sus fracasos, envió a un centurión a matarla. El centurión la golpeó primero en la cabeza, tal y como había sido ordenado, pero ella se arrancó el vestido de los pechos y exclamó «Golpea aquí, a estos pechos que fueron capaces de nutrir a semejante monstruo como Nero».