Jerónimo nació en Estridón (Dalmacia) hacia el año 340 y estudió en Roma, donde fue bautizado. Tuvo una personalidad muy fuerte y se inicia en el destierro voluntario para encontrar la paz interior. Sus palabras eran violentas, pero sabía suavizarlas cuando pasaba a ser director de almas. Escribía libros. Cuando terminaba una de sus obras, visitaba a las monjas que llevaban vida ascética. Las escuchaba y contestaba a sus preguntas. Era consciente de sus limitaciones y las remediaba dándose golpes de pecho con una piedra. Pero también se daba cuenta de sus méritos y en un resumen que hizo de hombres ilustres se dedicó a él mismo el último capítulo. Murió a los 72 años en Belén.