“Nagai amaba el otoño como una temporada para la reflexión profunda. Los poemas japoneses del otoño están teñidos con tristeza porque esta estación trae a casa lo penoso y efímero de la vida. El ideograma de ureru, la palabra japonesa que significa lamento, es una composición de los ideogramas de otoño y corazón. Nagai pensaba que esto era verdad y muy valioso. En varios lugares escribió sobre la necesidad de las lágrimas. Las lágrimas abren los ojos y el corazón a las penas de los otros. Uno de los poetas favoritos de Nagai lo expresó bien en un haiku:

En pleno otoño,
me pregunto qué hace
el hombre de al lado”

(Réquiem por Nagasaki, Paul Glynn)