Sueño narrado por Don Bosco a sus alumnos en julio de 1863.

“Soñé que la Santísima Virgen pasaba por en medio de mis discípulos llevando en su mano una cartera bellamente adornada y que a cada uno le ofrecía que sacara por suerte uno de los muchos papelitos que había dentro de la cartera. Me coloque a su lado y tan pronto como cada uno sacaba su papelito, yo anotaba la frase escrita en el mismo. Todos pasaron a sacar su papelito, menos uno que se quedó alejado. Yo miré entonces lo decía el papelito, y allí estaba escrito: “Muerte”. Si alguno desea saber lo que estaba escrito en el papelito que a él le correspondió, puede pasas a preguntármelo en estos días”.

Explicación: Estas últimas palabras llenaron de admiración a los oyentes, pues los alumnos de Don Bosco eran más de setecientos. Y cada uno fue yendo a su habitación a preguntarle que había leído en el papelito que a él le correspondía, y les decía con admirable precisión unas frases que a cada cual le caían como anillo al dedo. Y lo más admirable es que después de varios años, todavía él recordaba lo que estaba escrito en el papelito de cada uno. Así por ejemplo, en el papelito de Sebastián Musetti decía: “Constancia” y después de varios años cuando este alumno, hecho ya sacerdote vino a visitar al Santo, oyó que Don Bosco le decía: “No se te olvide lo que decía el papelito de la Virgen: Constancia”.

Tres meses después de este sueño murió el alumno Brunerotto. Pero no sabemos si para éste haya sido el papelito que decía: “Muerte”, o haya sido para alguno que tenía “Muerte” en el alma. Los alumnos se fijaron cuidadosamente si alguno quedaba sin ir a consultar a Don Bosco acerca de su papelito, y hubo uno que no fue.

Los jóvenes se apresuraron desde esa misma noche y por varios días, a desfilar por la habitación de Don Bosco, a recibir la tarjeta que estaba escrita con sus nombres. Unos saltaban de alegría. Otros salían muy serios. Otros lloraban. Algunos permanecían días y días silenciosos. Algunos se atrevieron a darlo a conocer a sus amigos más íntimos. Otros mantuvieron muy secretamente escondido el mensaje recibido. Pero todos quedaron con la convicción de que sí era la Madre de Dios la que, por medio de Don Bosco, había venido a hablar a cada uno de ellos. Distribuyó 573 mensajes.

He aquí algunos de los mensajes que los jóvenes recibieron:

1. Tienes una amistad que te hace mucho mal. ¿A qué prefieres renunciar: a esa amistad o a la amistad de Dios?

2. Las angustias que estás sintiendo desaparecerán con una buena confesión. ¿Por qué no haces la prueba?

3. ¿Cuándo empezarás de veras a corregirte de este defecto? Prometes y nunca empiezas hacer lo que debes.

4. No puedes ser el primero en los estudios, pero sí puedes ser el primero en amar a Dios. ¿Por qué no haces la prueba?

5. ¿Por qué te acuerdas tan poco de Dios? Si pensaras más en que Dios te ve, te oye, te ama y te dará premio según sea tu conducta, cambiarias totalmente de modo de ser.

6. Alerta: el demonio te prepara una emboscada. Recuerda: “Antes morir que pecar”.

7. Tienes que dedicarte a cumplir mejor tu deber, y hacerlo todo por Dios.

8. El paraíso no está hecho para los perezosos. ¿Por qué no trabajas un poquito más? ¿Por qué no estudias algo más? ¡Es para tu salvación! 9. Tu corazón está demasiado apegado a las cosas de la tierra. ¿Cómo puede ser feliz el que sólo piensa en lo que es de acá abajo y no piensa en los premios que nos esperan en el Cielo?